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Tema 3: La enseñanza – aprendizaje y certificación de lenguas extranjeras por las instituciones internacionales.

Tema 3: La enseñanza – aprendizaje y certificación de lenguas extranjeras por las instituciones internacionales.

Hoy en día, son muchos los puesto de trabajo que exigen un nivel de idioma que permita a sus empleados comunicarse con sus clientes sin dificultades y muchas las becas que tienen como requisito básico la posesión de un determinado nivel de lengua, incluso el acceso a estudios superiores se ve en muchas ocasiones condicionado por esta variante. Por ello, son muchos aquellos que buscan la evaluación de sus destrezas receptivas - comprensión lectora y oral - y productivas - expresión escrita y oral - mediante certificados de nivel, que se rigen por el Marco Común Europeo de Referencia de las Lenguas, un tema que hemos abordado en el aula bajo el título de La enseñanza – aprendizaje y certificación de lenguas extranjeras por las instituciones internacionales. En referencia a esto, hemos hecho un repaso de los participantes implicados en este proceso y sus diferentes roles, así como el papel de los errores y faltas en la enseñanza de lenguas. Sin embargo, no enfocaré esta entrada hacia estos temas, aunque si repasaré las diferencias entre errores y faltas y la parte que juegan en estas evaluaciones, sino que presentaré más bien una serie de preguntas – en las que se dejará ver una crítica personal - relacionadas con estos certificados, su modo de realización, validez y diferencias. Para ello, y teniendo en cuenta los datos extraídos de un artículo del periódico El Mundo, en el que se declara a la lengua de Shakespeare como lengua hegemónica, especialmente en el ámbito de firmas profesionales, que demandan en un 90% las competencias lingüísticas en inglés, frente a otros idiomas como el francés (7,2%), alemán (7,1%) o portugués (1,3%), trataremos en esta entrada de modo único los certificados de la lengua inglesa, aunque por extensión la mayoría de los temas se pueden considerar del mismo modo en cualquier otra lengua. 

Para empezar y vista la fuerte demanda, parece normal que existan un gran número de institucionesTest of English as a Foreign Language (TOEFL), el Cambridge English Language Assessment (KET, PET, First, Advance y Proficiency) o el International English Language Testing System (IELTS) son solo algunas de las instituciones certificadoras en este ámbito, en el que también podemos englobar las escuelas de idiomas o los centros de lenguas de las universidades. Sin embargo, entre todas estas instituciones y sus respectivos diplomas, existen una serie de diferencias, pues el prestigio, valor y validez de sus certificados difiere en algunos aspectos. Por ejemplo y a fin de presentar un caso concreto que ilustre el hecho, en las becas de La Caixa, se recoge como requisito básico la posesión de un certificado TOEFL o IELTS para su obtención. Esto lleva a cuestionarnos, ¿si todos los certificados miden el nivel de competencia de acuerdo con el MARCO, por qué existen estas diferencias? ¿Varía realmente el nivel de exigencia y competencias entre unos y otros? ¿Se miden las competencias de diferente modo? ¿O se debe simplemente a cuestiones económicas y de negocio entre entidades?
que emitan este tipo de diplomas para cubrir la oferta, el

Sin embargo, aunque su valor y prestigio no son siempre parejos, el método de examinación es igual en todas ellas. En otras palabras, en todos los casos, las pruebas se realizan en base a un único nivel, sin proporcionar la opción de adquirir un nivel inferior en el caso de suspender el examen ni de adquirir uno superior, en caso de superar las expectativas. Es en este ámbito en el que se refleja la faceta más económica de los certificados, pues ¿no sería más sencillo crear un examen único cuyos resultados permitan medir el nivel en general tal y como lo hacen los test de nivel? Son numerosos los marcadores de que podrían servir como guía y son numerosas las tácticas que se podrían usar durante los exámenes para comprobar la realidad de las competencias y además, este método de evaluación no parece, en mi opinión, del todo fiable, pues debemos pensar en que todas estas pruebas se limitan a la valoración de competencias durante un único examen, y un único momento, por ello, ¿es real la validez de estos diplomas?  En otras palabras, ¿estamos teniendo en cuenta el conocimiento real del alumnado? ¿O influyen en estos procesos otros factores? Es decir, en un momento en el que el alumno se juega una calificación y teniendo en cuenta la cantidad económica desembolsada para la obtención del título, influirán también otros múltiples factores como la motivación, la actitud, el nerviosismo y la familiaridad de la tarea. Sobre esta última tenemos que hacer una especial mención, pues son muchos los cursos o libros de preparación que estas instituciones ofrecen para obtener buenos resultados en los exámenes de los certificados. De este modo, habría que destacar la influencia de esta preparación, pues es evidente que los resultados variarán entre aquellos que nunca se han enfrentado a los ejercicios propuestos que aquellos que los afrontar por primera vez.  Es decir, ¿una persona con un adecuado nivel podría obtener peores resultados que una persona con un nivel inferior pero que se ha preparado para ese tipo de pruebas? 


Por último, y siguiendo la línea de la evaluación y los posibles factores influyentes en el resultado, debemos dejar un espacio aquí para los errores y fallos que puede cometer el alumnado. Cabe antes de criticar este tema hacer una distinción entre ambos, resumiendo sus principales características a través de esta infografía. Teniendo en cuenta estas diferencias, cabe preguntarnos si realmente estas pruebas tienen en cuenta esta disimilitudes y si consecuentemente pueden medir de modo preciso los conocimientos del alumno en materia lingüística en una única prueba? Es decir ¿si el alumno comete una falta, y esta es solo una, se la atribuimos a un error o a un fallo? ¿Permite un único examen hacer esta diferenciación o una serie de pruebas a lo largo del tiempo como un curso sería más fiable a la hora de evaluar este nivel?

En definitiva, podríamos resumir esta entrada con las siguientes cuestiones ¿tienen todos los certificados la misma validez y prestigio? ¿Os parece suficiente un único examen para medir las competencias lingüísticas? ¿Cómo influyen los factores externos? ¿Se hace una verdadera diferencia entre los errores y los fallos?

¡Espero que os haya gustado, y espero vuestras respuestas!

Comentarios

  1. Hola, Yaiza:

    Me ha gustado mucho tu entrada; me parece muy necesaria, ya que, como bien comentas, este tipo de certificados son omnipresentes hoy en día, y me ha gustado también tu enfoque crítico. Concuerdo contigo en que hay diferencias de prestigio entre los distintos certificados; por eso yo siempre les recomiendo a mis alumnxs que hablen con la institución de destino para ver cuál les van a aceptar, no vaya a ser que tengan problemas a posteriori si escogen hacer alguno menos conocido por razones económicas.

    Ahora bien, también hay que tener en cuenta que muchas veces se piden unos certificados y no otros por el enfoque concreto que adoptan. El TOEFL, por ejemplo, es muy habitual si vas a hacer estudios superiores en el extranjero, y me parece lógico que sea así, ya que el formato del examen reproduce tareas de recepción y producción típicas de un entorno académico, no de temáticas más cotidianas.

    Eso sí, estoy totalmente de acuerdo contigo en que un examen que supone una situación de estrés para una persona que ha desembolsado una cantidad notable de dinero (sin tener en cuenta el coste de los desplazamientos / pernocta, si no es posible realizarlo en su ciudad) no va a poder evaluar bien la competencia lingüística que ese hablante tendría en una situación más 'desenfadada'. Enlazando con la cuestión del TOEFL, creo que ese problema se acrecienta en los tests hechos por ordenador, en los que las personas que se presentan le tienen que hablar a un micrófono en un periodo cronometrado de tiempo y con el sonido de las voces de sus compañeras/os de fondo. En ese caso, una persona que no esté acostumbrada a trabajar en esas condiciones (las que nos hemos formado como intérpretes, lo estamos) va a tener más dificultades en el plano afectivo y el cognitivo, con lo que es probable que su desempeño se vea mermado.

    Con respecto a las faltas/errores, me ha gustado mucho la infografía que incluyes: es muy clara. En respuesta a tu pregunta ‘Es decir ¿si el alumno comete una falta, y esta es solo una, se la atribuimos a un error o a un fallo?’ te comento que, en el caso de Cambridge, yo creo sí se tiene en cuenta, ya que la terminología de algunas rúbricas incluye términos como ‘occasional errors’, ‘slips’ y ‘errors’. No sé si otras entidades certificadoras lo tendrán también en cuenta o catalogarán un único fallo como un error.

    Por último, es verdad lo que comentas de la ‘faceta económica’ de estas certificaciones. Los TOEFL, por ejemplo, caducan cada cierto tiempo. Sin embargo, matizaría lo que comentas de que ‘las pruebas se realizan en base a un único nivel, sin proporcionar la opción de adquirir un nivel inferior en el caso de suspender el examen ni de adquirir uno superior, en caso de superar las expectativas. Es en este ámbito en el que se refleja la faceta más económica de los certificados’. Por ejemplo, y volviendo al caso de las certificaciones de Cambridge, aunque es verdad que con el First no te puedes sacar el Advanced, si te presentas al First y sacas una A, sí se te concede el First a nivel C1.

    En resumen, muchas gracias por escribir una entrada sobre esta temática, me parece muy relevante y necesaria y me ha gustado tu enfoque. ¡Un saludo interactivo!

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